Si empezara el artículo haciendo un resumen del local se podría decir que es como asistir a la Ópera, pero siendo el protagonista de la misma de principio a fin, todos los detalles, hasta los mínimos están
super cuidados, y no se deja nada al azar. Lleva 31 años con estrella
Michelín, que no es poco precisamente teniendo en cuenta la exigencia de la misma.

El local es una antigua casa de piedra totalmente reformada por dentro, en cuyo salón-comedor sobresale la cristalera que nos permite ver por completo el trajín de la cocina, y su gran
ventanal, además dispone de una salón con chimenea donde degustar un digestivo después de la comida o un aperitivo antes de la misma.

En el comedor tan sólo hay 9 meses que son atendida por 3 camareras además de por el propio Pepe Solla, que atiende a pie de sala a los comensales de principio a fin de la comida. En medio de la sala hay 2 muebles de los cuales va sacando utensilios con los que sirve a los comensales o bien utiliza para atemperar los vinos que sirve.
La carta está basada en 2 ejes: en productos del mar o bien se puede optar por dos menús degustación, uno llamado gastronómico que es el más largo y cuesta
98€, y otro llamado degustación que cuesta
68,9€ y es algo más corto.
Nosotros optamos por el menú degustación, ya que era nuestra primera visita, consiste en: entrantes, 4 primeros, 2 segundos y 3 postres.
En cuanto a los vinos, hay una gran variedad, y
también una opción de menú de vinos con
maridaje, especiales para los menús degustación, por lo que optamos por esta opción que incluía 3 vinos blancos y 2 vinos tintos al precio de
24,9€ por persona.
Aquí tenéis los vinos que probamos:
Ribeiro, Eloy Lorenzo 10
Valdeorras, Valdesil 09
Ribeira Sacra, Lapena 08
Rias Baixas, Goliardo Loureiro 08
Monterrei, Alanda 08
Rias Baixas, Quinteiro da Cruz, Vendimia Tardía 07
El menú fue el siguiente:
Pan con aceite: Obleas de pan con semillas, aceite solidificado con sal
maldón, para que lo podamos untar en el pan a nuestro gusto. Curiosa la idea,
inmenso el sabor.
Bloody Mary helado, cebollita y apio:
Cocktel de
bloody Mary,
solificado en frío, con
cebollita y apio bien picado por encima, nuevas sensaciones en nuestro paladar que nos hacen anticipar lo que se nos viene encima.
Calabaza y queso do Cebreiro: Crema de calabaza con pasta rellena de queso del
Cebreiro, una mezcla impresionante de sabores, la crema de calabaza y tomate contrarrestando con el sabor suave y dulzón del queso.
Croqueta cremosa de jamón: como se puede ver es una croqueta
deconstruida,
jajajajja, encima de todo el pan rallado, luego la cremosa
bechamel y por último el jamón para rematarlo, impresionante!!!!!
Bajo un escabeche cremoso, zamburiña, calamar y escacho: Mezcla de sabor a mar con algas marinadas, todo con mucho sabor a mar.
Gamba marinada en curri, su cabeza y salicornia: De lo mejor del menú, la gamba en su punto poco echa como tiene que ser, de este plato como el resto se comía todo, hasta la cabeza, impresionante su sabor.
Tortilla de Bacalao con pasas: Como se aprecia en la foto es un huevo batido con pasas, al que se le ha quemado su parte superior, y encima un lomo de bacalao, mezcla de salado con dulce con el
bacalao con las pasas.
Costilla Ibérica confitada y dorada con cachelos y tirabeques:
super crujiente la carne con el punto justo de sal, con unos tirabeques y unas patatas asadas, que
hacían un perfecto punto final a los platos salados.
Comienzan los postres:
Queso del país con los dulces: aquí viene Pepe Solla con un
carrito, y encima una caja, y como un truco de magia, abre la caja y con una cuchara sirve en el plato una ración de queso de
Arzua que tiene muy pocos días de fermentación, de ahí su textura. Mucho sabor, con gran intensidad, y como es típico en los postres se acompaña de membrillo y jalea de manzana.
Cítricos: Mezcla de sorbete con
cóctel, con fruta de la pasión lo que hace una mezcla extraordinaria entre dulce, cítrico, con la fruta de la pasión
dándole un buen toque.
Soufflé: Tradicional
souffle, una explosión de sabor, este postre llevan
haciéndolo Casa Solla más de 50 años, y no defrauda,
riquísiiiiiiiiiimo. Eso si si no te gustan las claras de huevo ni lo pruebes
jajajajjaja.
Los chocolates: Que mejor que terminar la velada con unos buenos chocolates y un buen café.
En resumen, un sitio imprescindible, por lo menos una vez en la vida, es una experiencia única de principio a fin, os lo recomiendo.